Caravanas se disuelven y otras avanzan por otros Estados, pero también decenas de migrantes que las conforman se quedan rezagados, buscando la regularización de sus trámites, pero en el trayecto se enfrentan a la discriminación por parte de la población chiapaneca y falta de servicios básicos, como alimento, vivienda y de salud.
Paola Pérez, migrante originaria de Venezuela, desde hace cuatro meses inició la travesía más difícil de su vida, salir de su país e intentar cruzar por territorio mexicano para llegar a Estados Unidos, pero en este trayecto sus dos hijos menores, han padecido problemas de salud, hambre y han estado expuestos a los constantes cambios de clima, acostados en un pequeño tramo de banqueta, la cual se ha convertido en su cama y la vía pública su hogar, pues los trámites en el Instituto Nacional de Migración son lentos.
“De verdad tienen que tener piedad de nosotros porque somos todos migrantes, aquí en el Instituto de Tuxtla Gutiérrez máximo atienden a cuatro personas, no meten ni siquiera 10, hay personas que se quedan, dejan a sus hijos con otras personas para dotar y que les den un documento”.
INM
El Instituto Nacional de Migración (INM) informó que continúa con la entrega de tarjetas de visitante por razones humanitarias y de Residente Permanente a personas extranjeras en condición de vulnerabilidad, que decidieron voluntariamente dejar la caravana migrante para regularizar su situación migratoria en México.
Se ha beneficiado a 800 personas extranjeras con las tarjetas, con lo cual se reitera el llamado a las y los menos de mil migrantes de diferentes nacionalidades que aún integran este contingente que salió de la ciudad de Tapachula, Chiapas.
Entre quienes han recibido los documentos están niñas, niños y adolescentes, así como mujeres embarazadas, personas con alguna enfermedad o discapacidad y quienes tienen respuesta positiva de refugio, además de sus familiares.