El primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, aseguró este domingo que los soldados ucranianos lucharán «hasta el final» en la sitiada ciudad de Mariupol, por lo que descartó la capitulación exigida por Moscú.
«La ciudad no ha caído. Todavía están nuestros soldados y lucharán hasta el final. Por ahora siguen en Mariupol», afirmó Shmyhal en una entrevista con la cadena estadounidense ABC.
Rusia instó este domingo a los militares ucranianos en Mariupol, ciudad del este del país asediada por las fuerzas rusas, a cesar la resistencia y deponer las armas a partir de las 06:00 hora de Moscú, un plazo que ya venció.
Moscú ofreció a cambio respetar la vida de los defensores de la ciudad.
La estratégica Mariupol, junto al mar de Azov, es una de las principales metas de los rusos en su esfuerzo por lograr el total control de la región del Donbás y formar un corredor terrestre en el este del país desde la anexionada península de Crimea.
El primer ministro sostuvo que algunas zonas de Mariupol siguen «bajo control ucraniano», a la vez que lamentó que la ciudad está pasando por una «enorme catástrofe humanitaria» a raíz del asedio ruso.
Shmyhal aseguró que los ciudadanos que permanecen en Mariupol «no tienen agua, ni comida, ni calefacción ni electricidad», y, por ello, hizo un llamamiento a los aliados de Ucrania para que «ayuden a parar» esta crisis.
Según la alcaldía de la ciudad, hasta 20 mil civiles han muerto en desde el inicio de la invasión rusa.
La Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano afirma que los rusos han desplegado hasta 13 crematorios móviles en Mariúpol para sacar de las calles los cuerpos de los civiles asesinados.
Las autoridades ucranianas consideran que unos 120 mil civiles permanecen en la ciudad sitiada, que defienden el Regimiento Azov, los Marines y otras fuerzas.
Bombardean fábrica militar a las afueras de Kiev
Las fuerzas rusas anunciaron asimismo haber bombardeado este domingo otra fábrica militar en las afueras de Kiev, en un momento de intensificación de los ataques en torno a la capital ucraniana, tras la destrucción del buque insignia de su flota en el mar Negro.
Por otra parte, las autoridades ucranianas informaron este domingo que a falta de un acuerdo con los rusos para un cese el fuego suspenderá por el día la evacuación de civiles desde el este del país.
«Esta mañana, no logramos negociar un cese el fuego en los itinerarios de evacuación con los ocupantes (rusos). Por este motivo lamentablemente, no vamos a abrir corredores humanitarios hoy», escribió en Telegram, la viceprimera ministra Irina Vereshchuk.
La dirigente indicó que las autoridades hacen lo posible para que los corredores humanitarios vuelvan a ser abiertos «lo antes posible».
Vereshchuk también exigió la apertura de una vía para evacuar a los militares heridos en la ciudad de Mariúpol.
Aunque ha reorientado su campaña militar al este y al sur, Rusia ha vuelto a bombardear en los últimos días la capital tras el hundimiento de su buque insignia en el mar Muerto, el crucero Moskva, que Ucrania asegura haber alcanzado con misiles antibuques Neptune.
Moscú niega esta versión y atribuye el hundimiento a un incendio causado por una explosión de las municiones a bordo.
El ataque este domingo a una fábrica militar cerca de Kiev estuvo precedido el viernes por el bombardeo de una fábrica también cerca de la capital donde precisamente se producían los misiles Neptune.
Y el sábado Rusia atacó un complejo industrial de producción de tanques también en la periferia, causando la muerte de una persona y la hospitalización de varias.
En el este, donde se prevé la próxima gran batalla de esta guerra, las fuerzas rusas atacaron una refinería de petróleo a cuatro kilómetros de Lisichansk y mantuvieron sus bombardeos en ciudades como Járkov, la segunda urbe del país.
Y en el sur, en la región de Odesa, Rusia aseguró haber derribado «en pleno vuelo un avión de transporte militar ucraniano que entregaba un gran lote de armas suministrado a Ucrania por los países occidentales», dijo el ministerio de Defensa.
Aunque no se han implicado directamente en el conflicto, los miembros de la OTAN han suministrado un amplio apoyo armamentístico a Ucrania que ha ido en aumento a medida que avanza la guerra.
Rusia advirtió en una nota diplomática a Estados Unidos contra el envío de armas «más sensibles» a Ucrania, que ponían «combustible en el fuego» y podrían provocar «consecuencias imprevisibles», según indicó el diario The Washington Post.
Aun así, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, multiplica sus peticiones de envíos militares, a la vez que insiste en el posible uso de armas nucleares por parte de Rusia. Necesitamos «medicamentos [contra la radiación], refugios antiaéreos», dijo a medios ucranianos.
Cerca de 5 millones de personas han huido de Ucrania desde el 24 de febrero, según la ONU, que precisa que 40 mil 200 refugiados más dejaron su país en las últimas 24 horas.
(Con información de El Universal)