Los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP) han provocado gran controversia. Uno de los puntos que han causado preocupación es su contenido, por la polarización que se inculca en los alumnos.
Dentro del manual “Un libro sin recetas para la maestra y el maestro Fase Tres”, la dependencia educativa pide a los pedagogos que le inculquen a los menores la diferencia que existe entre clases sociales.
“Es fundamental reconocerse dentro de este sistema como uno de aquellos dos polos: como un sujeto que forma parte de las élites hegemónicas que oprimen a los sectores marginados o como un oprimido que es miembro de una subalternidad y que posee múltiples prejuicios impuestos por el sector dominante que le impiden su crecimiento”, redacta el libro.
Asimismo, la publicación para profesores indica que los mexicanos deben de aprender desde una edad muy temprana que estas diferencias entre los miembros de la sociedad fueron creadas para poder mantener a una parte de la sociedad controlada.
Además, busca inculcar a los maestros que las libertades individuales de las personas van en contra de la construcción de la comunidad.
En este documento se señala que “debemos entender que dicha libertad individualizada es un concepto que violenta la construcción de comunidad y genera dinámicas de enajenación que deben cuestionarse”.
Otro de los problemas señalados contra los libros de la SEP ha sido que se elimina la enseñanza de matemáticas.
Al respecto, el panista Ricardo Anaya ha apuntado que esto es algo muy grave, que tiene que ser atendido.
“Ya no hay libro de matemáticas, cuando todo mundo sabe que las oportunidades del futuro pasan por que los niños aprendan matemáticas; solo hay 13 paginitas de matemáticas, en cambio en los libros de historia, le dedican todo un apartado a decir que hubo fraude electoral en 2006 contra López Obrador”, detalló.
Por su parte, Marx Arriaga, actual director de Materiales Educativos de la SEP, acusó a las personas que han criticado el contenido de este material.
“Me cuentan que pseudo intelectuales (sic) braman porque se desechen los Libros de Texto Gratuitos… ¡No me lo creo! No creo que alguien que se defina como académico deseé una quema de libros. Pero si así fuera: ¡compañerxs, corran por sus libros prohibidos porque serán de colección!”, reclamó.
(Con información de El Financiero)