La tasa de natalidad en Italia sigue en declive a pesar de los esfuerzos del Gobierno de Giorgia Meloni. Un experto en el problema sugirió que el país «necesita una ‘terapia de shock'» para solucionar la crisis.
Sería «una política de natalidad que reúna a empresas, bancos, ciudades y la oposición política», dijo el director de la Fundación Italiana para los Nacimientos, Gigi De Palo, cuyas palabras recoge el periódico The Times.
Los nacimientos disminuyeron en 4.600 o un 2,1 % en los primeros siete meses de este año, según datos de Istat, la agencia nacional de estadísticas. Estas cifras continúan la tendencia a largo plazo que se tradujo el año pasado en un mínimo histórico de 379.890 nacimientos anuales, el valor que era más de un tercio menor que el registrado hacía 15 años.
Dos años después de que Meloni asumiera el cargo, las mujeres en Italia tienen una media de 1,21 hijos o hijas, mucho menos que los 2,1 necesarios para mantener estable la población. La juventud italiana pospone tener bebés e incluso los inmigrantes van teniendo menos hijos.
Gigi De Palo encuentra parte del problema en la migración interna dentro del mundo occidental, entre los países desarrollados. «Hoy cuesta 178.000 euros mantener a un niño desde su nacimiento hasta los 18 años y quienes pueden permitírselo, luego ven cómo sus hijos a menudo emigran para enriquecer el PIB de otros países», denunció.
El experto alabó la práctica de reducir los impuestos conforme al número de hijos que tenga la familia, algo que permite a Francia llevar la delantera en las tasas de natalidad entre los países de Europa. Este año, Meloni, por primera vez, ha prometido proveer unas reducciones similares en el presupuesto, pero el efecto «depende de cuánto ponga el Gobierno en el bote para pagarlo». No sería suficiente gastar 1.000 millones de euros en esta forma de apoyo de la natalidad, opinó el experto.
El problema de Meloni, explica The Times, no es solo que las mujeres tengan menos hijos, sino que haya menos mujeres que los tengan tras años de descenso de la población. Además, los inmigrantes, que impulsaban durante mucho tiempo la tasa de natalidad italiana, ya no son un factor decisorio. Pero, sin ellos, la tasa en 2023 fue aún menor, de 1,14.
El medio no especifica qué drásticas medidas deberían coordinar los políticos, las autoridades municipales, los empresarios y los bancos para convertir la lucha por una mejora demográfica en la ‘terapia de shock’.
(Con información de RT)