Ankara podría finalmente respaldar el ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN, siempre que se cumplan una serie de requisitos que exige a cambio, según funcionarios turcos que hablaron con Bloomberg bajo condición de anonimato.
De acuerdo con el medio, en primera instancia Turquía reclamaría a ambos países nórdicos no tan solo designar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) como una organización terrorista, sino también reprimir enérgicamente a los simpatizantes del grupo que, según Ankara, están activos en sus territorios.
De ese modo, antes de poder unirse a la OTAN, Suecia y Finlandia deberían pronunciarse en contra del PKK y sus integrantes, además de compartir las posturas de Ankara sobre las milicias kurdas en la propia Turquía, en Siria e Irak.
Por otra parte, tanto Estocolmo como Helsinki tendrían que poner fin a las restricciones a la exportación de armas que, junto con algunos otros países de la Unión Europea, impusieron a Ankara después de su incursión en Siria, que tuvo lugar en 2019.
Las fuentes señalaron que a pesar de que el comercio de armas entre Turquía y ambos países nórdicos es insignificante y Ankara no pretende transar con ellos ninguna compra de carácter militar, al Gobierno turco no le interesaría la ampliación de la OTAN con Estados que le bloqueen el acceso a armamentos.
Las condiciones exigidas por Ankara no terminarían ahí. Según los funcionarios citados, Turquía quiere volver a ser incluida en el programa de aviones de combate F-35, del que fue expulsada por el Pentágono en 2019, en represalia por la compra de sistemas de defensa aéreos S-400, de fabricación rusa.
Asimismo, el Gobierno turco busca que Washington levante las sanciones que le impuso a su industria de defensa por la posesión de los mencionados sistemas S-400, que han sido desde hace mucho tiempo un importante punto de discordia entre Estados Unidos y Turquía. Washington ha pedido repetidamente a su aliado de la OTAN que se deshaga de las armas rusas, ya desde que se produjo la primera entrega en julio de 2019.
La negativa turca y la búsqueda de soluciones
El anuncio de Suecia y Finlandia sobre su decisión de solicitar el ingreso a la OTAN fue respaldado por casi todos los miembros de la Alianza. Sin embargo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, manifestó que su Gobierno no apoyará la adhesión, ya que ambos países apoyan a las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular y del Partido de los Trabajadores de Kurdistán, organizaciones que Ankara considera terroristas.
Frente a todo ello, el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, declaró este lunes que dado que Turquía es un «miembro valioso» de la OTAN, hay que abordar cualquier preocupación de seguridad que tenga.
Además, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia notificó este lunes que altos representantes suecos y finlandeses se proponen viajar a Ankara para mantener conversaciones con las autoridades turcas, en un intento de mejorar las relaciones y superar este obstáculo que podría dejarlos fuera de la Alianza, ya que las normas de la OTAN exigen que cualquier decisión de ampliar el bloque militar sea aprobada por unanimidad.
(Con información de RT)