México —junto con Afganistán, Myanmar y Siria— concentra la fabricación mundial a gran escala de drogas sintéticas. Si bien, este tipo de sustancias pueden producirse en cualquier lugar del mundo, de renta baja, media o alta, estos países representan un terreno fértil para la concentración de dichas actividades debido en parte a los problemas de gobernanza e inestabilidad que imperan en sus territorios, según ha concluido el Informe Mundial sobre las Drogas presentado este miércoles por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). En este informe, la ONU advierte que el número de personas que usan drogas se elevó a 292 millones en 2022, un aumento del 20% en solo una década y que al mercado están llegando más opioides sintéticos que significan una grave amenaza para la salud pública.
Los datos recabados hasta el año 2022 por la ONU, dan cuenta de que los grupos delictivos a escala global se han aprovechado de la inestabilidad y de los problemas relacionados con el Estado de derecho para cometer delitos de narcotráfico y expandir y diversificar sus negocios. A pesar de que en Sudamérica, por ejemplo, se registró una estabilización general de las incautaciones de drogas, en países como Colombia, Ecuador y Perú esos registros fueron mayores en 2022 con respecto al año anterior, lo que más se ha sentido en Ecuador, que, según el informe: “ha visto una ola de violencia letal en los últimos años vinculada a grupos criminales locales y transnacionales, sobre todo de México y de los Balcanes”.
En el texto, se señalan como los dos principales mercados de destino de la producción mundial de drogas a América del Norte y Europa. “Si bien la metanfetamina puede fabricarse en muchos países, la producción a gran escala sigue concentrada en unos pocos puntos conflictivos geográficamente limitados donde el imperio de la ley es débil, principalmente en Myanmar y sus países vecinos. Y en países como México, donde se producen cantidades significativas de metanfetamina que luego son suministradas a los dos mayores mercados de Asia oriental y sudoriental y América del Norte”, puntualiza.
Puntos fronterizos en América Latina también se han convertido en centros neurálgicos de grupos de narcotraficantes: “Expanden su actividad para abarcar otras formas de delincuencia, como la trata de personas con fines de delincuencia forzada y los delitos que afectan al medio ambiente, lo que está dañando los frágiles ecosistemas y repercutiendo negativamente en las comunidades locales”, asegura en informe.
Los carteles mexicanos se han convertido en los principales proveedores de fentanilo ilícito y otros opioides sintéticos en Estados Unidos desde 2019. Compran precursores químicos y equipos de fabricación a proveedores con sede en China y a través de intermediarios adquieren químicos para sintetizar fentanilo ilícito y otros opioides sintéticos en laboratorios clandestinos en México. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de 107.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en 2023, y más de 74.000 de esas muertes estuvieron relacionadas con opioides sintéticos, principalmente fentanilo fabricado ilícitamente.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en palabras difundidas por su departamento a través de un comunicado hace solo unos días, señalaba: “La crisis de los opioides, y especialmente el aumento de los opioides sintéticos como el fentanilo, ha devastado comunidades y se ha cobrado la vida de cientos de miles de estadounidenses. El presidente Biden y yo estamos comprometidos a utilizar todas las herramientas de que disponemos para combatir el fentanilo ilícito y sus precursores químicos, de modo que podamos interrumpir estas cadenas de suministro mortales”.
Entre las drogas que más se han consumido en el mundo, según el informe de la ONU, el cannabis figura como la más ampliamente consumida, con 228 millones de consumidores, seguido por los opioides con 60 millones, las anfetaminas con 30 millones de consumidores, la cocaína con 23 millones, y el éxtasis con 20 millones de consumidores. Los opiáceos tramadol y fentanilo continúan amenazando la salud pública en África y en Estados Unidos, respectivamente, con cifras muy elevadas de muertes por sobredosis en este último país.
Además, la oferta de cocaína alcanzó una cifra récord en 2022, con la fabricación de más de 2.700 toneladas, un 20% más que el año anterior y el triple de la cantidad fabricada en 2013 y en 2014. La demanda también está aumentando, y los indicadores de consumo de cocaína muestran incrementos después del parón durante la pandemia por la Covid-19.
En México, el pasado mes de abril, Felipe de Jesús Gallo, el titular de la Agencia de Investigación Criminal —de la Fiscalía General de la República (FGR)— admitió que el país era un “campeón” en la producción de fentanilo. Se trataba del primer miembro del Gobierno de López Obrador que reconocía abiertamente el problema que enfrenta el país con esta droga sintética, según lo contó la agencia AP. Esta declaración estaba muy lejos de la postura que ha mantenido el presidente, que había negado que en México se produjera fentanilo. La declaración de Gallo fue rápidamente descalificada —y retirada por él mismo—, cuando la FGR se disculpó en un comunicado y después de que López Obrador calificara la respuesta del funcionario como “alarmista”.
(Con información de El País)