Los hijos de la mujer drogada y violada por decenas de desconocidos durante 10 años se estremecieron este martes al escuchar el largo y crudo resumen de los abusos organizados por su padre, durante el juicio en Francia.
Gisele P., la víctima de 72 años, se mantuvo estoica en el segundo día de este megajuicio en Aviñón, en el sur de Francia, en el que los 51 acusados, entre ellos su pareja durante casi medio siglo, se enfrentan a 20 años de prisión por violación con agravantes.
Este caso, que ha horrorizado a Francia, salió a la luz por casualidad cuando Dominique P., con quien la víctima está en instancias de divorcio, fue sorprendido en 2020 en un centro comercial grabando bajo las faldas de las clientas.
Los investigadores encontraron entonces en su computadora muchas fotos y videos de la víctima, visiblemente inconsciente, mientras decenas de desconocidos la violan. El acusado respondió este martes con un «sí», cuando se le preguntó si era culpable.
Aunque la mujer se mostró impasible, a los tres hijos de la pareja, sentados junto a su madre, les costaba más contener la emoción. En dos ocasiones, su hija, Caroline Darian, abandonó la sala entre lágrimas y temblores.
El presidente del tribunal, Roger Arata, explicaba en ese momento los fotomontajes en los que Darian aparecía desnuda. Las imágenes se encontraban en una carpeta de la computadora de su padre, de 71 años, llamada «Sobre mi hija, desnuda».
«Caroline tuvo que salir. Era absolutamente insoportable. Incluso si no han descubierto nada nuevo», explicó el abogado de los hijos y de la madre, Antoine Camus, para quien el trance de este martes era «duro», pero «necesario».
Gisele P. y sus hijos se opusieron con éxito el lunes a la petición de la fiscalía y de una parte de la defensa que quería que este caso emblemático de las violaciones con sumisión química se celebrara a puerta cerrada.
Tras regresar de nuevo a la sala, Darian se detuvo unos segundos ante el banquillo donde están los 18 acusados en prisión preventiva, pero ninguno cruzó su mirada, tampoco su padre al que ahora solo llama «progenitor».
La mujer, quien publicó en 2022 un libro titulado «Y dejé de llamarte papá», «quería sostenerle la mirada mucho tiempo para ver hasta dónde podía llegar en sus negaciones», explicó el abogado Camus.
A lo largo de la exposición de los hechos, detallados por el juez Arata de forma fría, Dominique P. permaneció impasible, conversando en ocasiones con su abogada Béatrice Zavarro o mirando a la sala.
Junto a él, los otros 17 acusados que se encuentran en prisión preventiva por violar varias veces a Gisèle P., algunos hasta seis veces, o por practicar las violaciones más graves.
Algunos cuentan con un largo historial de condenas por violencia doméstica o violación, a veces de niños, de adicción a las drogas o al alcohol, y de atracción por las prácticas pedófilas o por la zoofilia.
Además del principal acusado, sólo 50 de los 72 agresores que aparecen en las fotos y los videos pudieron ser identificados. De estos, 32 comparecen en libertad ante el tribunal y uno es juzgado en rebeldía.
Camus espera que el juicio saque a la luz el uso de drogas en las agresiones sexuales en el seno de la familia. Según las autoridades francesas, un 42% de las denuncias creíbles por violaciones con sumisión química tuvieron lugar en el ámbito privado.
En el caso de su mujer, los investigadores identificaron 92 violaciones entre 2011, cuando la pareja vivía en la región de París, y 2020, especialmente a partir de 2013, tras mudarse a Mazan.
El hombre utilizaba el sitio de citas coco.gg, cerrado en junio por la justicia, para reclutar a los violadores. «Tú eres como yo. Te gusta el modo violación», escribió a uno de sus contactos, en una discusión hallada por los investigadores.
A otros explicó que administraba somníferos a su esposa, que podía así agredirla sexualmente y obtener prácticas que ella rechazaba normalmente. Dominique P.
Llegó a encargar 450 píldoras en un año, según el seguro nacional de enfermedad francés Assurance Maladie.
(Con información de El Universal)