El Presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden se enfrentaron cara a cara por última vez antes de las elecciones del 3 de noviembre. Si bien 45 millones de estadounidenses ya votaron, se espera que decenas de millones más se acerquen a las urnas en los próximos días.
Intentando convencer a aquellos que aún no han votado, los candidatos se dirigieron a la nación y cruzaron acusaciones durante 90 minutos. Lo hicieron de manera considerablemente más ordenada que lo que se vio en el primer debate. En parte fue gracias a que durante los argumentos iniciales en cada segmento los micrófonos de quien no estaba hablando se cerraron, pero en mayor medida debido a una actitud diferente de los candidatos.
Sin mascarillas en el escenario, pero separados por varios metros de distancia, el demócrata y el republicano hablaron de corrupción, liderazgo, política exterior y economía. Una vez más, no hicieron ninguna mención especial a la comunidad latina pese a que se espera que en este ciclo electoral 32 millones de hispanos voten en los Estados Unidos.
La mayor minoría en el país, que podría cambiar el curso de la elección, si recibió un mensaje específico de cada uno antes de la transmisión, transmitido por la cadena de habla hispana Telemundo.
Pero en el evento principal las referencias a la comunidad tuvieron lugar de manera tangencial cuando se tocaron temas que la afectan directamente, como la inmigración.
Al ser consultado acerca de los más de 500 niños bajo custodia del gobierno estadounidense que cruzaron la frontera y que no están siendo reunidos con sus padres, el Presidente Trump respondió que “los niños fueron traídos por los coyotes. Hoy tenemos las fronteras más seguras de la historia (…) ellos construyeron jaulas para los niños, nosotros estamos tratando de encontrar a los padres, pero muchos de ellos vinieron con coyotes, los trajeron los carteles de drogas”.
“Los niños vinieron con sus padres”, respondíó Joe Biden. La moderadora le consultó a Biden cómo podía confiar la gente en su política migratoria cuando durante los años que fue vice-presidente no se logró una reforma migratoria y hubo números récord de deportaciones. “Nos tomó mucho tiempo hacer las cosas bien. Prometo que en los primeros 100 días de mi administración voy a encontrar un camino a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados. Todos los soñadores tendrán certeza de que se podrán quedar (…) se los debemos”, dijo, marcando una diferencia con lo realizado en la gestión de Barack Obama. y agregabó que “este es el primer presidente en la historia que le pide a quienes buscan asilo que lo esperen en otro país”.
Cuando la moderadora preguntó acerca de los problemas raciales en el país, haciendo especial hincapié en la comunidad afroamericana, se generó la única alusión directa a la comunidad hispana del debate.
“Yo he pasado la reforma al sistema criminal –Obama y Joe ni lo intentaron-, la reforma al sistema de prisiones y las zonas de oportunidad, que implica tremendas inversiones y los principales beneficiaros son los afroamericanos y los latinos,” expresó Trump.
Biden, por su parte, se concentró en hablar de las injusticias raciales graficando que como hombre blanco nunca tuvo miedo de que sus hijos se enfrentaran a las autoridades, mientras que las familias de color tienen que tener otras precauciones como consecuencia del “racismo sistémico”. “El país tiene problemas, pero hemos estado constantemente moviéndonos hacia la inclusión, a excepción de este presidente”, argumentaba el favorito en las encuestas.
Pese a que no hubo menciones a Latinoamérica, en el debate sí se habló de política exterior. En varias ocasiones hubo alusiones a China, Rusia, Ucrania e Irán.
“Cualquier país que intente intervenir en las elecciones, pagará un precios. Sabemos que Rusia se involucró, China se involucró e Irán está involucrado (…) El punto es que estamos en una situación en la que tenemos otros países intentando interferir en nuestras elecciones (…) todo para que yo no sea elegido presidente, porque me conocen y yo los conozco. No entiendo por qué este presidente no se para frente a Putin”, afirmaba Biden.
“Joe recibió 3,5 millones de dólares de Rusia, de Putin, porque es muy amigo del alcalde de Moscú (…) pero Rusia y China, los dos quieren que yo pierda. Porque nadie ha sido más duro que yo con Rusia (…) con todos los correos electrónicos que hemos conocido del dinero que tú y tu familia estaban recibiendo de Rusia. Nos merecemos una respuesta”, contra-atacaba Trump.
Lógicamente, buena parte del debate estuvo dedicada a la pandemia del coronavirus.
“Se esperaba que murieran 2,2 millones(…) tenemos una vacuna que va a estar lista en las próximas semanas. Los militares van a distribuirla (…) puedo decirte por experiencia personal que tuve el virus, me dieron un tratamiento que algunos llaman una cura y en pocos días estuve bien”, aseguraba Trump dando por descontado que la vacuna estará lista en este año pese a que ningún laboratorio lo ha confirmado aún.
“220.000 estadounidenses muertos. Cualquier persona responsable por tantas muertes, no merece ser presidente (…) La expectativa es que vamos a tener otras 200.000 muertes. El presidente aún no tiene un plan. Me voy a asegurar que todos usen una máscara, que haya pruebas rápidas, que abran las escuelas de manera segura (…) yo me voy a hacer cargo de esto, me voy a asegurar que esto desaparezca”, decía Biden.
Cada candidato tuvo un minuto para cerrar el debate. Biden se concentró en que cada persona debe tener dignidad y que la ciencia debe ser escuchada. Trump habló de economía y prometió volver a una economía pujante como antes del coronavirus. La moderadora cerró la noche con un llamado a votar.