Miles de personas comenzaron el viernes la larga caminata desde el sur hasta el norte de la Franja de Gaza después de que el ejército israelí anunció un alto al fuego que los mediadores esperaban que condujera al final de la guerra, que dura ya dos años.
Los hombres llevaban bolsas, las mujeres llevaban niños pequeños y los niños mayores iban tomados de la mano mientras subían por la polvorienta carretera junto al mar camino a las ruinas de la ciudad de Gaza, de la que se les ordenó huir hace semanas. Algunos dijeron que se dirigían al norte por primera vez desde el inicio de la guerra.
Aunque el entorno era sombrío, el ambiente era de júbilo.
“Las multitudes son increíbles”, dijo Shamekh al-Dibs, quien huyó al sur con su familia el mes pasado. “La gente está muy contenta, aunque a lo que vuelvan sea a la destrucción”.
Israel acordó el viernes muy temprano por la mañana un acuerdo de alto al fuego con Hamás que, según dijo el ejército, entró en vigor a mediodía. Como parte del acuerdo, Hamás liberaría al resto de rehenes retenidos en Gaza a cambio de prisioneros palestinos, mientras que los soldados israelíes se retirarían parcialmente.
El acuerdo se basaba en una propuesta presentada por el presidente Donald Trump la semana pasada. El viernes, un portavoz del Parlamento israelí dijo que se esperaba que Trump visitara la cámara en Jerusalén el lunes.
Steve Witkoff, enviado de Trump a Medio Oriente, dijo que el ejército estadounidense había verificado que los soldados israelíes se habían retirado hasta la línea acordada dentro de Gaza. Eso, dijo en las redes sociales, abría una ventana de 72 horas en la que Hamás debe entregar a los rehenes restantes.
Netanyahu dijo en un comunicado grabado el viernes que el acuerdo de alto al fuego permitiría a Israel traer de vuelta a los rehenes restantes mientras mantenía sus fuerzas en Gaza.
Israel no cedería en el resto de sus exigencias, añadió, entre ellas que Hamás entregue sus armas y que Gaza sea desmilitarizada. Pero Hamás considera que el desarme equivale a la rendición y ve la lucha armada como una forma legítima de resistencia contra el control israelí sobre las tierras palestinas.
“Si esto se consigue por las buenas, tanto mejor. Si no, se hará por las malas”, dijo Netanyahu.
En la carretera costera de Gaza, Mousa Rajab, de 22 años, estudiante de enfermería, dijo que él y su primo habían decidido empezar a caminar hacia la ciudad de Gaza en cuanto se enteraron del alto al fuego.
A su alrededor, miles de peatones compartían el asfalto con camiones, furgonetas y carros tirados por caballos repletos de personas y apilados con mantas, depósitos de agua y colchones.
“Solo queremos ver si nuestras casas siguen en pie”, dijo Rajab. “Oímos que la nuestra estaba en parte dañada, pero tenemos que verlo con nuestros propios ojos”.
Aunque los ceses al fuego anteriores en Gaza han dado paso a nuevos combates, Rajab se mostró optimista sobre la posibilidad de que la guerra haya terminado de verdad esta vez. “Todo sigue siendo incierto”, dijo. “¿Volverán a decirnos que nos vayamos? Espero que no. Solo quiero que esta sea la última vez que recorremos este camino”.
Avichay Adraee, un portavoz militar, dijo el viernes que el ejército israelí permitiría a los palestinos del sur de Gaza viajar por las principales carreteras hacia el norte. Pero advirtió a la gente que no se acercara a varias zonas de Gaza donde las tropas israelíes permanecerían activas, y dijo que esos lugares eran “extremadamente peligrosos.“
El jueves por la noche, el ejército israelí dijo que había atacado un lugar en el norte de Gaza que, según dijo, era utilizado por combatientes de Hamás que “suponían una amenaza inmediata” para los soldados israelíes.
El servicio de rescate de emergencias de Defensa Civil de Gaza dijo que el lugar era un edificio residencial en el que se creía que había decenas de personas en el momento del ataque.
Según una resolución gubernamental que la oficina de Netanyahu dio a conocer el viernes, los militares israelíes tendrían que trasladarse a nuevas líneas de despliegue dentro de Gaza a primera hora del sábado. Hamás tendría entonces 72 horas para devolver a todos los rehenes, incluidos los cuerpos de los que hayan muerto.
El texto también decía que Israel había autorizado la liberación de 250 prisioneros palestinos, en su mayoría condenados a cadena perpetua, y de 1722 gazatíes detenidos durante la guerra que no estaban implicados en los ataques del 7 de octubre de 2023, incluidas 22 personas menores de 18 años.
El viernes, el gobierno israelí publicó una lista de los prisioneros que serían liberados, entre ellos muchos que fueron condenados por organizar atentados contra israelíes. No incluía a varios prisioneros de alto perfil cuya liberación, según las expectativas de los analistas, Hamás intentaría conseguir.
Una oficina de Hamás que se ocupa de los asuntos de los prisioneros dijo el viernes que la lista aún no se había acordado ni finalizado.
(Con información de The New York Times)